Autor: montesion

  • Llamados a Anunciar Su Luz

    1 Pedro 2:9 – “…para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”

    No podemos hablar de las virtudes de Dios si no lo conocemos. Muchos creyentes saben acerca de Dios, pero pocos lo conocen verdaderamente. Conocerlo no es solo leer sobre Él, sino caminar con Él día a día. Es experimentar su paciencia cuando fallamos, su provisión en la escasez, su consuelo en el dolor. Solo quien ha pasado por la oscuridad entiende lo valiosa que es la luz.

    Cuando Pedro dice “de las tinieblas a su luz admirable”, nos recuerda que todos venimos de un lugar de confusión, pecado y egoísmo. Pero Dios no solo nos rescató: nos transformó para ser portadores de su luz. No basta con salir de las tinieblas; hay que reflejar la luz que ahora llevamos dentro.

    Anunciar sus virtudes no es solo predicar con palabras, sino vivir de tal manera que otros vean a Dios en nuestras acciones: perdonando donde hay ofensa, sirviendo donde hay necesidad, y amando donde hay indiferencia. Cada gesto, cada palabra y cada decisión puede ser un reflejo de su carácter.

    Conocer a Dios nos cambia, y ese cambio se nota. Cuando alguien nos pregunte por qué tenemos paz en medio del caos, ahí es cuando cumplimos el propósito de este versículo: mostrar con nuestra vida quién es Aquel que nos llamó.

    Reflexiona:
    ¿Qué aspecto del carácter de Dios estás experimentando hoy que puedas compartir con otros?
    ¿Tu vida refleja la luz admirable a la que Él te llamó, o aún hay áreas donde las tinieblas gobiernan?

  • Linaje Escogido para Anunciar Su Luz

    “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
    — 1 Pedro 2:9 (RVR1960)

    En un mundo que constantemente busca identidad y propósito, la Palabra de Dios nos recuerda quiénes somos realmente en Cristo. No somos accidentales ni insignificantes: somos un pueblo apartado, escogido y llamado a una misión eterna.

    Pedro nos recuerda que hemos sido escogidos por Dios, no por mérito propio, sino por gracia. Ser “real sacerdocio” significa que tenemos acceso directo al Padre y el privilegio de interceder por otros. Esta identidad debe llenarnos de humildad, seguridad y gratitud.

    El texto es claro: hemos sido apartados “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó”. Nuestro llamado no termina en recibir salvación, sino en reflejar a Cristo en cada área de nuestra vida. Vivimos para ser testigos de la luz que nos sacó de la oscuridad, proclamando con palabras y acciones quién es Jesús.

    Hoy te invito a recordar tu verdadera identidad: eres parte de un linaje escogido. No te conformes con vivir en silencio. Comparte con otros cómo Dios ha transformado tu vida, sé luz en tu familia, tu trabajo y tu comunidad. Cada conversación es una oportunidad para reflejar a Cristo y anunciar Su luz admirable.