“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
— 1 Pedro 2:9 (RVR1960)
En un mundo que constantemente busca identidad y propósito, la Palabra de Dios nos recuerda quiénes somos realmente en Cristo. No somos accidentales ni insignificantes: somos un pueblo apartado, escogido y llamado a una misión eterna.
Pedro nos recuerda que hemos sido escogidos por Dios, no por mérito propio, sino por gracia. Ser “real sacerdocio” significa que tenemos acceso directo al Padre y el privilegio de interceder por otros. Esta identidad debe llenarnos de humildad, seguridad y gratitud.
El texto es claro: hemos sido apartados “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó”. Nuestro llamado no termina en recibir salvación, sino en reflejar a Cristo en cada área de nuestra vida. Vivimos para ser testigos de la luz que nos sacó de la oscuridad, proclamando con palabras y acciones quién es Jesús.
Hoy te invito a recordar tu verdadera identidad: eres parte de un linaje escogido. No te conformes con vivir en silencio. Comparte con otros cómo Dios ha transformado tu vida, sé luz en tu familia, tu trabajo y tu comunidad. Cada conversación es una oportunidad para reflejar a Cristo y anunciar Su luz admirable.